Hasta aquí, a grandes rasgos, la historia que aceptan gran parte no todos de los especialistas.
Sin embargo, la mayoría de estos estudiosos también están de acuerdo en que lo anterior no explica demasiado sobre la filosofía y ritos de la organización.
Mucho se ha especulado con la posibilidad de que la masonería fuese infiltrada a partir de 1307, cuando los templarios fueron «desmantelados», por algunos miembros de esta misteriosa organización.
La Orden del Templo fue fundada en 1118 por nueve caballeros france ses, comandados por Hugues de Payns. Su misión consistía en proteger a los Peregrinos ya las posesiones cristianas en el Oriente.
El monarca Balduino los allergó en su palacio de Jensalén, al lado de la mezquita de Al Aqsa, erigida en el local del antiguo Templo de Salomón.
A partir de 1123, la mueva Orden pasó a llamarse Orden del Templo de Jerusalén y comenzó a Crecer tanto en el Oriente como en el Occidente, participando en las Cruzadas contra los musulmanes.
Numerosos templarios confesaron haber adorado a una extraña cabeza con dos caras.
Para algunos estudiosos esto tendría relación con la adoración practicaban los templarios hacia los dos Juan: El Bautista y el EvangeIista.
Se eree que la Orden celebraba los dos solsticios en honor a los Juan.
En el siglo XI existía en Occidente una lglesia Oficial de Juan, opuesta a la de Pedro.
La lglesia de Juan tenía sus propios ritos y se consideraba la heredera de la verdadera «Tradición Etema».
No sería extraño que la Orden del Templo recibiera la influencia o estuviera más cercana a la Iglesia de Juan que a la puramente formal de Pedro.
Probablemente de la adoración de esa cabeza andrógina que representaría a los dos Juanes- derive el mito del Baphomet, equivocadamente representado como un ser maléfico o diabólico debido a una serie de circunstancias que sería demasiado largo de explicar.
La Orden del Templo era heredera del conocimiento de la Iglesia de Juan, que enlazaba Oriente y Occidente.
Por esto, no es de extrañar que la Orden tuviese numerosos contactos con el mundo del islam, al mismo tiempo que lo combatía.
De esta relación con Oriente surge el interés templario por la alquimia, la astrología, las antiguas tradiciones y, sin duda, también surge una de las acusaciones lanzadas contra la Orden, concretamente la del rito de los besos obscenos, que no es más que una reminiscencia de la tradición oriental consistente en la activación de los puntos energéticos del ser humano: los chakras.
Considerada una de las más extraordinarias operaciones policiales de todos los tiempos, el 13 de octubre de 1307, por orden del rey de Francia, se prende a buena parte de los templarios en el país galo.
La confesión de algunos miembros de la Orden que se autoinculpan de acciones anticristianas de las que ya hemos hablado, como escupir tres veces a la figura de Cristo; la práctica de los besos obscenos o la idolatría, entre otras acciones demoníacas, lleva al papa Clemente V a expedir una bula que termina con la Orden y todas sus instituciones.
En una segunda bula concede a la Orden de los Hospitalarios los bienes de los templarios, excepto en España y Portugal, donde quedan a disposición del Vaticano para ser utilizados en la guerra contra los musulmanes.
Todo indica que el rey de Francia terninó con la Orden no por sus prácticas anticatólicas, sino por el enorme poder que amasaban los templarios, quienes se habian convertido en los primeros banqueros de la historia.
Al parecer, el Rey había pedido prestado a la Orden cierta cantidad de dinero que no estaba dispuesto a devolver.
De todos modos, los templarios, con sus rituales y creencias, terminaron entrando en otras organizaciones mas o menos de la epoca, y una de ellas sería sin duda la de los masones.
De ahi las indudables concomitancias entre los ritos de la masonería y los de los templaros.
Por ejemplo, los templarios utilizaban guantes blancos en sus consagraciones, los masones también.
A los templarios se les exigía que llevaran en do momento pantalones ceñidos de piel de oveja debajo de su vestimenta, como simbolo de inocencia y castidad; hoy en día los masones levan en las reuniones mandiles blancos de piel de oveja como señal de inocencia y amistad.
El estandarte de batalla templario eran dos bloques verticales, uno blanco y otro negro: el negro simbolizaba el mundo del pecado, que el caballero había dejado atrás al entrar en la Orden, y el blanco venía a significar el paso de la luz a la oscuridad.
Curiosamente, en las logias actuales siempre es visible en el centro del habitáculo un motivo de cuadros blancos negros, y durante las reuniones cada «hermano» lleva una camisa blanca con una corbata negra.
Como ya hemos dicho, los templarios parece que se relacionaron con la llamada Iglesia de Juan, que defendía un cristianismo muy diferente al que propugnaba la Iglesia de Pedro.
La Iglesia de Juan podría ser considerada ante todo como una organización gnóstica.
Hoy en día el témino «gnóstico» es utilizado para definir a una serie de obras «paganas» que «infectaron» a la lglesia de Roma en un lejano pasado, y que fueron prohibidas por la ortodoxia católica.
Dichas obras muestran un cristianismo de influencias indias, persas, judías o egipcias.
Sabemos en qué consistía este saber herético gracias a unos manuscritos descubiertos en el año 1945 en Nag Hammadi, en el Alto Egipto. Son los polémicos y famosos «Evangelios Gnósticos», escritos alrededor del 350-400 d. de C., por lo tanto de una época similar al Nuevo Testamento.
Pero todavia mas interesante, los expertos aseguran que los «Evangelios Gnóstcos », que narran hechos desconocidos de la vida de Jesús, son en gran parte copias de obras que podrían tener unos 300 años más.
Ni que decir tiene que el mundo de la teología cristiana se vio sacudido por este descubrimiento.
Los miembros de la Iglesia de Juan, seguidores del cristianismo gnóstico revelado en los manuscritos de Nag Hammadi, creían en la resurrección de Jesús, pero no la tomaban como una resurrección física, sino espiritual.
Creían que para recibir el conocimiento -esto es lo que significa la palabra «gnosis»- era necesario un renacimiento simbólico a una nueva visión de la vida.
Precisamente este renacimiento simbólico es parte destacada del ritual del Tercer Grado masónico.
Christopher Knight y Robert Lomas, ambos masones y autores de La clave masónica, un libro que bucea en los orígenes de la masonería, encontraron nuevos paralelisnmos entre el gnosticismo y la masonería.
Tanto en el Evangelio de Tomás como en el Nuevo Testamento aparecen varias alusiones a una piedra angular.
Por ejemplo, en Mateo 21, 4 leemos: «Jesús les dijo: No habéis leído nunca en las Escrituras que la piedra que fue rechazada por los constructores, esa misma piedra llegó a ser la piedra angular obra del Señor maravillosa a nuestros ojos?».
Esta cuestión de la piedra angular también forma parte del ritual masónico de Tercer Grado. Knight y Lomas no se quedaron ahí, sino que descubrieron nuevos parecidos. «En la obra Los hechos de Tomás-escriben- encontramos la historia de cómo aquel apóstol edificó un magnífico palacio en el cielo mediante las buenas obras sobre la tierra.
Esta historia es el epítome de la alocución pronunciada en la esquina noreste que figura en el ritual del Primer Grado masónico.»
También comentamos anteriormente que a través del gnosticismo entraron conceptos de la civilización egipcia en la Iglesia de Juan.
Conceptos que terminaron llegando a los templarios, y de estos a los masones.
Por lo tanto, no es extraño encontrar en la masonería algunos elementos rituales que apunten directamente al país de los faraones.
Por ejemplo, en el antiguo «lmperio del Nilo» era fundamental para la estabilidad del Estado que los reinos de Alto y Bajo Egipto mantuvieran la colaboración.
Esta necesaria colaboración se simbolizaba mediante dos pilares, uno situado en el norte y otro en el sur, que estaban unidos mediante una viga celestial formada por un portal encarado al sol naciente.
Los dos pilares, visibles en cualquier logia, es también uno de los temas centrales de la masoneria.
Por si fuera poco, varias referencias presentes en los Textos de la Pirámide aluden a que el rey de Egipto representa a la Estrella del Alba, curiosamente uno de los elementos centrales en los rituales masónicos.
Además, el jeroglifico egipcio para la Estrella del Alba era la misma estrella de cinco puntas que se utiliza para representar los cinco puntos de la hermandad en el Tercer Grado masónico.
Lo expuesto hasta ahora es solo un botón de muestra, que al menos indica que los orígenes de la simbología y filosofía masónica conectan con muchas de las tradiciones y conocimientos milenarios que el poder de la Iglesia católica ha intentado reprimir.
En el fondo, y probablemente de un modo demasiado simplista, podemos decir que la masonería es hija del «paganismo», es decir, de todo el cúmulo de tradiciones contra las que se enfrenta la Iglesia de Roma.
Quizá de aquí proviene el enfrentamiento secular entre la masonería y el poder católico.
Claves Ocultas del Poder Mundial – José Lesta y Miguel Pedrero – Editorial EDAF – Buenos Aires – 2006