La leyenda asegura que Adolf Hitler visitó el Gran Hotel Viena de Miramar. No hay documentos oficiales ni registros que lo certifiquen, pero el boca a boca de los pobladores lo convirtió en una certeza

¿Hitler en Córdoba?: el misterio del Gran Hotel Viena, una ruina que fascina con el mito de los nazis y los fantasmas

Todos los días decenas de turistas llegan hasta la punta del pueblo del Miramar, en la laguna de Mar Chiquita. Allí se encuentra el hotel, que al menos una vez fue -según cuenta la leyenda- visitado por el genocida y asiló a jerarcas nazis. Construido por alemanes que simpatizaban con el nacionalsocialismo, la edificación revive la historia de cómo Argentina fue refugio de nazis y criminales de guerra.

No hay foto ni filmaciones. No hay registro en las actas del hotel. No hay ningún documento histórico. Y, sin embargo, el mito sigue vivo: todavía se cree que, a fines de 1940, Adolf Hitler visitó Miramar, Córdoba, en la región de Ansenuza.

Pero, más allá del mito, la simbología del Gran Hotel Viena, un gigante erigido en la punta del pueblo del Mirador, está íntimamente ligada al nazismo: desde la insignia de su águila –que es el escudo de la ciudad de Viena- a la vajilla con la cruz esvástica que desapareció con la caída del nazismo, pasando por su construcción higiénica ligada a la eugenesia –no hay camas matrimoniales, por ejemplo- y de apariencia de rehabilitación clínica y de refugio para criminales de guerra.

Hoy, el Viena es un punto turístico de Miramar, que no es la costa bonaerense sino la segunda laguna más grande de agua salada de Sudamérica y una alternativa de paseo en la provincia a la clásica visita a las sierras.

Todavía se cree que, a fines de 1940, Adolf Hitler visitó Miramar, Córdoba, en la región de Ansenuza

Hace unos años, en el top 10 de los lugares “más oscuros del mundo”, una revista puso al Viena como el primero en Sudamérica. Aún sin haber sido corroborada por la evidencia fáctica, los testimonios surgidos de la memoria oral y la investigación de algunos periodistas e historiadores sostienen la hipótesis de que el Führer se alojó en el VIP del majestuoso Gran Hotel Viena, construido por alemanes simpatizantes del nacional socialismo.

Hoy, los visitantes que pasan por Miramar recorren sus ruinas plagada de secretos y misterios y se fascinan con la leyenda: pensar que Hitler puso los pies en el mármol de este gigante de 6.800 metros cuadrados lo convierte en un punto incómodo para los habitantes -hartos de que su lugar quede asociado al nazismo, aunque beneficiados en cierto modo por ello- y en una curiosidad ineludible para el turista ocasional. Porque, claro está, el mal atrae mucho más que el bien.

El gran hotel que se construyó en Miramar llamaba la atención por su lujo y comodidades

Una de las investigaciones más rigurosas es la de Jorge Camarasa, periodista que publicó Odessa al Sur. La Argentina como refugio de nazis y criminales de guerra. Camarasa asegura que al final de la Segunda Mundial, América del Sur se convirtió en albergue y hogar para decenas de miles de alemanes, austriacos y croatas que huían de la Europa arrasada. La Argentina, en efecto, fue para la mayor parte de ellos puerto de llegada y, también, destino privilegiado. Bariloche y Córdoba, además de Buenos Aires, fueron los lugares más elegidos.

Así como habitaron Villa General Belgrano o La Falda -con la construcción del Hotel El Edén como estandarte-, alemanes simpatizantes del nazismo y criminales de guerra se instalaron en Miramar. Uno de ellos fue Antonio Elez, que fue propietario del Hotel Las Vegas, otro mobiliario asociado al nacionalsocialismo. Croata, había sido teniente del Ejército, destinado en Berlín y en el frente ruso, y uno de los principales responsables de la muerte de miles de prisioneros en los campos de concentración de Jasenovac, entre 1941 y 1945, cuando entonces era el Estado Independiente de Croacia, aliado al régimen nazi de Adolf Hitler.

El águila del Gran Hotel Viena

Pero sin dudas el mayor misterio de Miramar está en la presunta visita del mismísimo Adolf Hitler. Allí hay un periodista e historiador, Abel Basti, que asegura, tras una investigación de años para su libro Tras los pasos de Hitler, que el Führer no se suicidó y, por el contrario, arribó a Argentina tras cruzar el Atlántico en 1945.

La muerte del Führer, en rigor, sigue siendo un misterio histórico. Si bien la versión oficial dice que se suicidó en su búnker de Berlín, acorralado por el ejército rojo de la Unión Soviética, jamás se encontró su cuerpo no pocos aseguran haberlo visto en diferentes lugares del mundo después de 1945. Esto generó la sospecha que Hitler se escapó de Alemania y que viajó rumbo a América del Sur. El mito dice que eligió Argentina, y más precisamente, que vivió entre Bariloche y Córdoba.

Parte de la vajilla y objetos que aun se conservan

“Se calcula que al terminar la guerra, entre 1945 y 1955 –Juan Domingo Perón asumió como presidente constitucional en 1946- ingresaron legalmente a Argentina unos 80.000 alemanes y austriacos. A ese número –que no contempla la gran cantidad de croatas ustashis, italianos fascistas ni colaboracionistas provenientes de distintos países europeos- habría que agregar miles más que lo hicieron en forma fugitiva, con documentación falsa. Entre estos últimos, había criminales de guerra y fanáticos nazis, que fueron recibidos con los brazos abiertos por el gobierno de Buenos Aires, que impulsaba la inmigración alemana”, dice Abel Basti en un capítulo de su libro.

«La puesta de sol aquí… ¡es una maravilla», la frase se le atribuye a Adolf Hitler, quien la habría pronunciado frente a la laguna de Mar Chiquita

-La puesta de sol aquí..¡es una maravilla!

Puesta de sol en las playas del Hotel

Esa frase la habría dicho Hitler frente a la laguna Mar Chiquita, según el relato de uno de sus guardaespaldas. Según Basti, existen, además, fuertes versiones sobre presuntos encuentros entre el Hitler y Perón durante los años 40 en el Gran Hotel Viena. Cierta vez varios habitantes vieron llegar al pueblo unos Cadillac negros que se dirigieron rápidamente hacia el Viena. Ese día, el hotel misteriosamente cerró sus puertas al público. La leyenda cuenta que Hitler arribó al hotel bajo un fuerte operativo de seguridad y se alojó en el VIP, desde donde se habría fascinado con la puesta de sol del atardecer.

“El lugar, luego de un breve esplendor, fue abandonado tras la Segunda Guerra Mundial en una ciudad que fue tragada por el agua a fines de 1970. El rumor que circuló en el pueblo fue que cada vez más criminales de guerra daban vueltas buscando refugio. Y se fascinaban cuando veían un hotel de estilo racionalista, algo que quedó trunco con el paso del tiempo, porque el hotel quedó en ruinas y recién fue abierto al público hace unos años con visitas guiadas tanto diurnas como nocturnas”, cuenta el investigador local Fernando Soto Roland.

El hotel sufrió la inundación que afectó a todo el pueblo. Hoy sus paredes lucen descascaradas y se hacen visitas guiadas donde se alimenta el misterio sobre la leyenda de haberse construido como refugio de nazis

Hoy apenas se entra al hall del Viena, una guía reparte un folleto que reza: “Gran Hotel Viena. Un misterio frente al mar. Museo de Sitio. Quizás mucho se ha hablado o escrito sobre la historia de este Gran Hotel. Y lo cierto es que, en medio del esplendor y el ocaso que protagonizó, en la actualidad sobreviven entre sus ruinas misterios, belleza, lujos. Y, por sobre todo, asombro”.

-Son seres que pertenecieron a este mundo y que no han cumplido su misión o se han ido enojados. Como no encuentran la luz para irse, habitan en el hotel –dice Silvia María Fumero, una mujer cordobesa que jura haber visto fantasmas en el edificio.

-¿Y cómo son?

-No todos los pueden ver, pero sí están. Son fantasmas, deambulan y viven acá. De pronto, al caminar por los pisos, se ven sombras que pasan rápido por los pasillos.

El hotel fue construido entre 1940 y 1945 con una tecnología de avanzada por la familia alemana Palkhe, accionistas de la compañía de acero Mannesmann –que durante la guerra fabricó los cañones de los tanques Panzer-, una de las más beneficiadas por el Tercer Reich

Las paredes descaradas, la humedad que forma mil figuras distintas a la luz de la interna: el Viena también es el escenario perfecto para la imaginación espectral, reúne las herramientas narrativas para un relato típicamente gótico.

Entre la ficción y la realidad, el Viena tiene su propia historia. Todo comenzó en los albores de la Segunda Guerra Mundial. El hotel fue construido entre 1940 y 1945 con una tecnología de avanzada por la familia alemana Palkhe, accionistas de la compañía de acero Mannesmann –que durante la guerra fabricó los cañones de los tanques Panzer-, una de las más beneficiadas por el Tercer Reich.

Miramar, en ese entonces, tenía 1.600 habitantes y era furor por sus aguas curativas: los turistas la buscaban por sus propiedades de la sal y el barro de su espejo de agua salada de 6 mil kilómetros cuadrados: la quinta del mundo en extensión.

La guía reparte un folleto que reza: “Gran Hotel Viena. Un misterio frente al mar. Museo de Sitio. Quizás mucho se ha hablado o escrito sobre la historia de este Gran Hotel. Y lo cierto es que, en medio del esplendor y el ocaso que protagonizó, en la actualidad sobreviven entre sus ruinas misterios, belleza, lujos. Y, por sobre todo, asombro”

Ochenta y cuatro habitaciones, un ascensor, calefacción, aire acondicionado: elementos poco comunes para la época. Pero no sólo eso. El Viena era, verdaderamente, un pueblo dentro del pueblo. Se auto abastecía y prescindía del afuera: tenía banco, correo, central telefónica, lavandería, taller mecánico, una piscina, frigorífico, panadería y hasta servicios médicos.

El proyecto era colosal para esa zona y hasta parecía exagerado, dada la escasa cantidad de visitantes que llegaban a ese desolado y casi desconocido lugar de Argentina. En Colonia Muller, cerca de allí, se habilitó una pista de aterrizaje para avionetas y helicópteros.

“Era una cosa de otro mundo en un lugar perdido del noreste cordobés. La gente del pueblo siempre hablaba del allá y del aquí. Era una construcción lejana, distante. El hotel era una cosa aparte, siempre estuvo separado. Y además sólo era visitado por extranjeros: alemanes, austríacos, croatas”, dice Soto Roland.

De acuerdo a Abel Basti, los Palkhe invirtieron una cifra estimada en lo que hoy sería unos 25 millones de dólares para construir el hotel en ese alejado paraje, donde casualmente la familia Eichhorn –dueños del hotel El Edén y financistas de Hitler- también tenía propiedades. Se dice que esa cifra, en realidad, provenía de fondos del Tercer Reich especialmente destinados para dicha obra.

Los obreros que trabajaron en la construcción. El Viena era, verdaderamente, un pueblo dentro del pueblo. Se auto abastecía y prescindía del afuera: tenía banco, correo, central telefónica, lavandería, taller mecánico, una piscina, frigorífico, panadería y hasta servicios médicos

El jefe de seguridad, en efecto, también era alemán: Martín Kruegger, un hombre solitario que se paseaba entre los pisos de granito y los salones enormes. “Todos los que trabajaban en el Viena, cerca de 70 empleados, hablaban alemán o eran alemanas y justo en esa época, la Segunda Guerra Mundial. Es decir, el nexo con los nazis era evidente.”, dice Solo Roland.

“Hay algunas publicaciones que aseguran que el Viena no sólo era visitado por turistas extranjeros sino que hospedó a refugiados que buscaban rehabilitación tras los años de guerra”, dice la guía Patricia Zárate a lo que Soto Roland agrega: “Si se nota cuándo empezó a ser construido y cuándo se cerró, todo coincide, año a año, con la Segunda Guerra Mundial. De 1938 a 1943 se construye el VIP, es decir, esa es la época del poderío alemán, del Tercer Reich. Del 43 al 45 se construye el sector de clase media asociado con una clínica, justo el momento de la batalla de Stalingrado, donde los nazis ya saben que van a perder. Se comenta que en esa zona muchos oficiales nazis fueron alojados ya en el debacle de su poder. ¿Funcionó el Viena, entonces, como hospital encubierto?”.

Los pasillos que hoy recorren los visitantes. “Hay algunas publicaciones que aseguran que el Viena no sólo era visitado por turistas extranjeros sino que hospedó a refugiados que buscaban rehabilitación tras los años de guerra”, dice la guía Patricia Zárate

En marzo de 1946, los dueños cerraron las persianas y se retiraron el lugar. Sólo quedó en el Viena el jefe de Seguridad. “Hay que imaginarse el lugar cerrado y a Martín Kruegger yendo y viniendo, solo -enfatiza Soto Roland-. El hombre quedó ahí y murió poco tiempo después, en una de las habitaciones. Fue por causas dudosas, incluso se habló de un envenenamiento”.

Se le atribuye -siempre sin evidencias contundentes- haber sido un nazi que se llevó a la tumba misteriosos secretos, como podrían ser las reuniones que habrían mantenido Perón y Hitler en ese lugar.

El Hotel Viena cerró oficialmente en 1947, luego reabrió en 1962 y a partir de allí tuvo aperturas parciales. De allí en más sufrió daños por robos, saqueos y por falta de mantenimiento. Pero lo que terminó de destruirlo fue la inundación de 1977, que tapó el 60 por ciento del pueblo y arruinó uno de los focos más importantes turísticos de la región. El Viena quedó en pie, en el mismo borde de la laguna. No fue devastado pero la fachada, por la erosión del agua, se derrumbó

Después de la inundación, familias del pueblo, con permiso del municipio, fueron a vivir en el Viena. Ellos empezaron a contar historias espectrales: por las noches sentían pasos, ruidos de llaves, como si alguien estuviera haciendo una guardia. Y se paraban en la habitación 106, donde está el sector de clase media. Allí, hasta el presente, se la conoce como el “cuarto del fantasma”


La habitación 106 tiene una vieja cama en el centro. La ventana entreabierta deja sentir el viento que llega desde la laguna Mar Chiquita. Está atardeciendo. La luz tenue se filtra por las rotas persianas, agrega más tensión a la escena y torna más lúgubre al Hotel Viena, o lo que queda de él, en Miramar.

En Julio de 2009 un grupo de investigadores llegaron a Miramar de Ansenuza con la intención de hallar actividad paranormal en el Gran Hotel Viena.


Desde hace un tiempo, las visitas guiadas nocturnas al Viena son un imán para los turistas que llegan a esta localidad costera de la laguna Mar Chiquita y se interesan por las historias y leyendas de este lugar en el que se entremezclan un presunto pasado nazi y una serie de misterios sin develar.


Esa fama trascendió las fronteras. Hace un par de años llegaron a Miramar los productores del programa de TV estadounidense Ghost Hunter International, dedicado a las leyendas sobre fantasmas, que se ve en Argentina por una señal de la TV norteamericana. El equipo pasó varios días. Analizaron las habitaciones y se toparon con algunas sorpresas.

Habitación 106 del Gran Hotel Viena

Descubrimientos

Después de haber pasado días y noches en el Gran Hotel Viena, los investigadores llegaron a la conclusión de que sucedían cosas extrañas y paranormales dentro de él.

1º Hallazgo: Se detectaron golpes reiterados en el ala destinada a la clase media, la cual se supone, era utilizada como hospital y refugio en la post guerra.  Dichos golpes fueron grabados con equipos de alta tecnología  lo que permitió que se escucharan nítidamente y se descifrara su lugar de origen,  los pasillos del primer piso.

2 º Hallazgo: El descubrimiento más preciado por los investigadores fue la imagen de una forma similar a la de una persona sentada en la cama mirando hacia la ventana de la habitación 106. Según los especialistas, esto no ocurre seguido en sus investigaciones.

El Gran Hotel Viena fue considerado por los investigadores como uno de los lugares con más actividad paranormal de Sudamérica.



Patricia Zárate es una de las guías turísticas del lugar y pertenece a la Asociación de Amigos del Hotel Viena, que se conformó para revalorizar el lugar e intentar recuperar su abandonada estructura. Ella asegura percibir “la energía” de este sitio, a metros de la laguna.


El gran hotel fue construido en dos etapas y se terminó en 1945. La familia Palhke, proveniente de Alemania, decidió invertir en un hotel de alta categoría, que tiene la estructura de un hospital, con alas bien determinadas en donde se distribuían las categorías turísticas o sociales.

Hoy, algunos visitantes se paran en el patio y le cuentan a las guías que ven niños u hombres con bigotes. Observan picaportes que se mueven solos y hasta la presencia aterradora de un sillón. “Turistas dicen que se sientan en el sillón, se sacan la foto y luego no están. No aparecen en la foto. Eso lo escuché varias veces”, dice la guía Patricia Zárate.

En la actualidad las guías recomiendan que cuando ocurre “un fenómeno fantasmagórico”, los visitantes registren el hecho con fotografías. “¿Te animás a recorrer el hotel a oscuras?”, pregunta Zárate al turista ocasional. Cierta vez -cuenta- un grupo de chicas quedó encerrada en una habitación: se les cerró la puerta de golpe. “No fue para nada preparado, se sintieron muy asustadas”, dice Zárate, que agrega que los visitantes suelen tener mareos y dolores de cabeza. “Hay que aceptar el Viena y convivir con lo que hay. El lugar mismo te invita a venir, por algo sigue en pie, tiene mucho para decir. Hay que estar predispuesto a la aventura de lo desconocido”.

En la actualidad las guías recomiendan que cuando ocurre “un fenómeno fantasmagórico”, los visitantes registren el hecho con fotografías

Los cimientos del Viena siguen intactos. Las historias continúan circulando mientras un familiar de los antiguos dueños del hotel, un nieto de los Palkhe, reclama en la justicia la devolución de la propiedad. Ofendido por las leyendas que existen, suele mandar mails a quienes, según sus propias palabras, ensucian el honor de su familia con el mito nazi que está instalado en la zona desde hace años.

Hace poco tiempo un peculiar visitante llegó vestido de Adolf Hitler. Tenía hasta el bigote recortado. Eligió la visita nocturna y, al lado de él, una señora interrumpió el recorrido. Eran los únicos dos visitantes de una noche fría y húmeda.

-Me dijo que su familia había sido perseguida por los nazis, y no pudo tolerarlo -dice Patricia Zárate, con naturalidad-. El hombre se quedó silencioso, y al final soltó que su padre había sido oficial de las SS. Vino un par de veces más, se estacionaba frente al hotel en un auto y permanecía quieto. Una vez le pregunté y decía que quería estar cerca del espíritu de Adolf Hitler. Y después ya dejó de venir.


Historia Escéptica del Gran Hotel Viena

Relato del Ing. Estanislao Kolomi
1 de abril de 2010

Alrededor del año 1920  llega a Bs. As. un joven alemán llamado Máximo Pahlke y consigue empleo en la Manesmann  Argentina,  filial de la homónima famosa de Alemania que disputa los mercados mundiales a las otras potencias mundiales.  Siendo los accionistas de Manesmann Argentina alemanes como Pahlke, este va ascendiendo rápidamente en la jerarquía de la empresa juntamente con sus ingresos.

A diferencia de los accionistas de Manesmann que mantienen su ciudadanía  alemana, don Máximo se naturaliza Argentino y adquiere Carta de Ciudadanía argentina.

Alrededor de los años treinta llega a Buenos Aires una mujer joven de nombre Melita Fleishesberger Austriaca, nacida en Viena. Máximo y Melita se conocen y se casan en Uruguay. De este matrimonio  nacen dos hijos Máximo Jr. e Ingrid. Doña Melita padece de asma y su hijo soriasis. Ella sola ò con su hijo, viajan por los centros de salud de Europa sin conseguir alivio a sus dolencias. Como Europa estaba al borde  del inicio de la segunda guerra Mundial no se podía viajar más al viejo mundo y unos médicos de Bs As. Le aconsejaron los baños curativos de la Laguna de Mar Chiquita y aplicaciones de Fango. Nada tenía que perder Melita y su hijo y allá partieron por el verano de 1938.

Melita y su hijo se alojan en la Pensión Alemana, cuya dueña es Doña María Tremensberger alias Tante Mimi. Esta pensión estaba ubicada en la esquina nor-este del actual G H V, las comodidades eran mínimas pero la comida sabrosa y la atención esmerada, en lugar de quedarse Melita 1 semana se queda 2 semanas más y vuelve a Bs As.

Ese invierno Melita nota una gran mejoría en su asma y la soriasis de Máximo junior casi desaparecida, así es que al año siguiente, 1939 vuelven a Miramar a la misma pensión y Melita y Tante Mimi, entran en tratativas para hacer una sociedad a medias, donde Melita pone el Capital para agrandar y mejorar la pensión.. Efectivamente al año siguiente la “ pensión Alemana “ ya figura como “ Pensión Viena “, fotos de éste edificio se pueden ver en el Museo Fotográfico de la Cooperativa Eléctrica de Miramar.

Pero … en un barco no puede haber dos capitanes y se rompen las relaciones  entre Melita y Tante Mimi , la disputa queda zanjada con dinero con que los Pahlke le compran la parte a Mimi y quedan como únicos dueños de la “Pensión Viena “. La Sra. Tremensberger compra entonces con ese dinero, 3 Chalets a media cuadra al este del Viena y construye un comedor y otras dependencias y quedan así las dos pensiones muy cerca una de la otra, Pensión Alemana y Pensión Viena. Los Pahlke hacen demoler rápidamente el antiguo Edificio de la esquina, y los mejores arquitectos e ingenieros civiles de Bs. As. hacen los planos del futuro Gran Hotel Viena. Así, el año 1941 se comienza la construcción del enorme G H V, que contaba con las siguientes comodidades: Edificio I (Norte) 26 habitaciones de dos camas, 2 habitaciones de tres camas, todos los colchones eran de plaza y media, Pullman a resortes,  todas con baño privado, bañadera, agua fría y caliente, placard de tres puertas y papelero de madera de cedro lustrado. En cada piso había una cabina telefónica para pasar llamadas desde la gerencia.

Edificio II (este) sólo para solteros, 30 habitaciones c/baño privado, 1 sola cama, este edificio se terminó de edificar en 1947 y nunca fue inaugurado ¡. Edificio III : 8 departamentos dúplex de dos habitaciones cada uno, con dos camas por habitación, baño privado, total 16 habitaciones Planta baja y 1 º piso, situado a continuación del Edificio II, formando una U con un patio interior arbolado con canteros y caminos baldosados. Casi cerrando la U estaba el Edificio de baños termales con agua fría y caliente salada bombeada del mar, con 8 bañaderas grandes de azulejos y pasillo de por medio una habitación de descanso con cama y para cambiarse. Arriba estaba la sala de lectura con 12 escritorios de roble dobles con papel carta y sobres con logotipo del Hotel : un águila bicéfala, que es el escudo de la ciudad de Viena. En 1956 encontré varias cajas de madera vacías de cigarros Cubanos marca PARTAGAS, el mejor Habano del mundo.

En la planta baja del Edificio I se hallaba de este a oeste : el comedor principal de 15 x 20 m con sillas y mesas de madera de roble, en los plafones de las lámparas había aberturas de bronce patinado para la entrada del frío del aire acondicionado, cuadros originales al óleo en las paredes, tres cada uno , 6 ventanales de  2 x 3 m, con persiana enrollable, vidrio y cortinas.

Seguía el bar de 15 x 15 m con sillones de madera tapizados en pana marrón-beige, mesitas tapizadas en cuerina verde,  2 cuadros al óleo de 70 x 120 cm aprox.. Un flipper con bolas de acero, funcionamiento manual ( no eléctrico) con fichas GHV,, un mostrador de 8 m de largo de madera lustrada y caja registradora : NCR de accionamiento manual y emisión de tickets.

Una heladera comercial de 6 puertas, aire acondicionado igual que el comedor ; a continuación el Hall de entrada de 15 x 10 m, recubierto de mármol travertino hasta 2,50 m de altura, un espejo de 2 x 2 m con macetero, mostrador de recepción y oficina administrativa con vidrios arenados, muebles y caja fuerte. La entrada principal daba a éste Hall y a la derecha se encontraba la peluquería con sillón giratorio profesional, muebles “ ad-hoc”, una salita para difundir música de discos de 78 rpm, marca Tefefunken ò radio AM u onda corta al comedor y bar con parlantes ocultos tras las cortinas. También había sanitarios p/hombres y mujeres.

Ascensores : Edificio I : 2 c/u Marca “ Siemens Schukert” origen Alemania.

Edificio II : 1 c/u ídem.

Uniendo el Edificio I con el II se encontraba la cocina, de salados y general y otra en el sótano p/ repostería, para que no se mezclen los olores, una máquina de hacer café Express al vapor, la cocina principal tenía una cocina a gasoil c/soplador de aire de 1,7 x 2,5 m con 4 hornos, una cortadora de fiambre color rojo, manual, heladera 4 puertas, vitrinas para vajilla y loza inglesa,  2 piletones para lavado.

Debajo de todo el comedor se hallaba un sótano de 15 x 20 m lleno de estanterías de vinos finos con unas 5000 botellas y los equipos de frío a base de amoníaco.

Siguiendo al Sur se hallaban 2 cuartos p/comestibles o despensa, una campana de bronce p/ anunciar la hora de almuerzo y cena. A continuación una sala-comedor para niños atendidos por sus niñeras, que los huéspedes solían traer, a continuación otra sala para los choferes de los clientes y las niñeras.

Saliendo del patio central de los edificios I , II , y III había un pasillo hacia el sur. Encontramos allí un cuartito para lustrar zapatos con un sillón tallado en madera, tipo trono elevado, con apoyos p/ ambos pies y un sirviente que lustraba los zapatos a los huéspedes. Más hacia el sur un edificio del lavadero: máquinas lavarropas industrial c/caldera, y una planchadora a cilindros p/sábanas y toallas, patio tendedero de ropa y el resto huerta de frutales, naranjas, mandarinas, limones y granadas. Este huerto se cerraba al sur con el edificio de cocheras en planta baja, 2 edificios iguales con patio al medio en PB y 14 habitaciones en total en 1º piso para, niñeras y choferes, 1 sola cama c/baño privado, portón de acceso a la calle y a un costado un surtidor manual de nafta . Cerrando el patio de cocheras  un Edificio de 5 x 8 m para mantenimiento, equipado con todas las herramientas mecánicas de esa época, con estantes de repuestos de todo el Hotel . Al lado de la lavandería y el taller se encuentra la famosa “ torre del Viena “  de 4 m de diámetro y 25 m de altura con capacidad para 80.000 litros de agua con escalera de madera hasta arriba, que se convierte en un excelente mirador de toda la zona.

Más al sur del Taller, estaba la usina eléctrica ( hoy totalmente saqueada ) que contaba con dos grupos electrógenos de 100 KW de 220 V/440 V/ de corriente contínua, otro grupo de 40 KW y un 4º grupo de 25 KW para el funcionamiento nocturno. Un tablero de mando general de mármol blanco con 12 instrumentos de aguja, 10 seccionadoras a cuchilla, 3 volantes de regulación de voltaje, medidores de consumo, un tanque cisterna de 5.000 lts. p/gasoil, silenciadores de escape, etc.

Siguiendo al sur había 3 galpones con maderas , tirantes , puertas, ventanas, 2 botes a remo tipo catamarán etc. Una báscula p/camiones con su casilla de pesaje con entrada desde la calle. Había unos 7 corrales p/aves de corral, entre ellos  faisanes, luego había una caballeriza p/ paseo de los huéspedes, un sulky, una volanta : con todos sus aperos y sillas de montar. Parque arbolado de 2 Ha con cancha de Tenis y bochas.

Una glorieta de 8 m de diámetro que alojaba debajo una cisterna de 100 mil litros de agua , que era alimentada permanentemente por 4 surgentes de perforación a 80 m de profundidad desde el parque . Al lado del taller había una mini planta de hielo en barras y conservadora de pescado del Paraná, el hielo con sal se usaba para hacer helados. Al pie de la torre había un tinglado con un termómetro, barómetro e higrómetro, para dar el parte meteorológico dos veces por día, que se exhibía en el bar y comedor.

El predio al sur era cruzado por un arroyo que desembocaba en la laguna, cruzando el mismo había un puente de pilones y madera hasta el parque del extremo sur en forma de triángulo de 1 Ha parquizado.

La calle que pasaba frente al Hotel, se llamaba Belgrano y del predio del lado del mar había una pileta olímpica de hormigón, de agua dulce, dos espacios cercados c/tapiales altos para tomar sol , solárium, diríamos hoy ( hombres y mujeres separados) en el medio un reloj de 40 cm de diámetro para avisar a los huéspedes de la proximidad de la hora del almuerzo o cena, la puntualidad era muy estricta.

Bajando una barranca de 2 m había una explanada de 6 m de ancho por 50 de largo con dos quinchos con mesas y bancos fijos p/descanso de los huéspedes, a ambos lados de la explanada había molinetes indicando la semi-privacidad de la zona. Desde la explanada partía una pasarela, arriba del nivel del mar ( de esa época ) con escalinatas para bajar al agua en varios puntos, al final de la pasarela de unos 50 m de largo había un galpón de 8 x 15 m de largo con fundación a pilotaje con  tirantes de pinotea, techado con chapa ondulada de fibrocemento rojo, esta casilla alojaba en su interior una lancha a motor CRIS-CRAFT de 7 m de eslora para 8 pasajeros, motor interior, para pasear por la laguna ; como el oleaje podía ser muy violento terminadas las excursiones se izaba la lancha con dos aparejos manuales, quedando el casco por encima del nivel de las olas.

La superficie cubierta rondaba en los 9300 metros cuadrados, 74 habitaciones con 120 camas, en un predio de 5 hectáreas, a valores de hoy la inversión puede rondar los 18 a 20 millones de dólares.

Ni el Sr. . Pahlke, ni los arquitectos e ingenieros nunca  se preguntaron  hasta donde podía subir el agua de esta laguna, porque todo el mundo sabía que era y es una cuenca sin desagüe, hoy lo sabemos con exactitud después de una dolorosa inundación que casi destruye al pueblo entero, año 1984, la cota de rebalse es de 73,80 m de la cota del Riachuelo, y su desagüe natural es el volcamiento del extremo nor-este a la cuenca del río Salado que desemboca en el Paraná a la altura de Santa Fe. La vereda norte del Edificio principal Nº I está en cota : 71,8 m.

Es de destacar que el capital invertido en el G H V fue íntegramente aportado por el Sr Máximo Pahlke, que inclusive vendió una estancia en la Patagonia,  mal puede entonces hablarse del “ oro nazi, Hitler ò refugio de descanso post-bélico de los jerarcas nazis, como se dice hoy en las visitas guiadas.

El hotel entonces funcionó desde 1943 hasta 1947 en que cierra por un largo período, por desavenencias de doña Melita con el personal, la Asociación Hotelera de Miramar, etc. Otro hecho que ayudó a mermar el turismo fue la bajante de la laguna que en el año 1950 apenas era un espejismo a 5 Km de la costa.

Como cuidador del GHV quedó el Sr. Carlos Krüger con su pareja doña Ana, jefa de personal femenino y Carlos que le decían el ingeniero,  fue el capataz de obra al mando de casi 1.000 operarios que trabajaron en la construcción. El Sr. Krüger vino desde Brasil , de una fazenda cerca de San Pablo, era oriundo de Alemania emigrado antes del año 1930 a Brasil y de alguna manera amigo de don Máximo Pahlke, que lo llama en 1941 a Miramar. O sea, otra vez desmitificamos que fuera nazi, ni nada que se le parezca; en el año 1952 fallece Krüger de un ataque cardíaco ( no envenenado ) y es sepultado en el Cementerio de Balnearia ( porque el de Miramar no existía aún ) , su pareja doña Ana desaparece y no se la vuelve a ver ni mencionar por nadie.

Por recomendación de un señor llamado Antonio que conocía a los Pahlke, le sugiere contratar como cuidador al Dr. Koloman Kolomi Geraldini oriundo de la ex y actual Eslovaquia ( anexada por los checos desde 1946 hasta 1993) abogado, escritor, poeta y traductor de clásicos eslovenos, este Sr de 44 años, hablaba 7 idiomas entre ellos el alemán. Una noche de diciembre de 1952 es invitado por el matrimonio Pahlke a cenar y hablar, en el GHV; de resultas de dicha reunión lo toman como cuidador sin goce de sueldo. Para la limpieza de los patios y parques se hallaba trabajando un  jardinero de nombre Juan Tamagnini, empleado fiel que participó en toda la etapa de construcción del GHV. El sueldo de éste jardinero le era puntualmente enviado por M.Pahlke desde Bs. As. al Dr. Kolomi, hasta 1962 en que se jubila. Desde ese año 1952 hasta 1964, la familia Kolomi vivió en el GHV y trató con don Máximo , doña Melita, el Dr. Máximo Pahlke Jr. y ocasionalmente su hermana Ingrid ; son once años de contacto personal y podemos decir sin temor a equivocarnos que de las personas de Miramar, son las que durante más tiempo tuvieron trato con la familia Pahlke, y seguramente la verdadera historia del GHV, es la que se transcribe aquí y donde quede bien claro que el capital íntegro para su construcción provino de los bienes del Sr. Máximo Pahlke (sénior) y nada tuvo que ver el oro nazi y el único motivo de que hayan elegido Miramar para semejante emprendimiento es por los maravillosos dones curativos de sus aguas, fango y su microclima, dicho de otra forma este hotel es un monumento tangible y malogrado a las bondades de la laguna de Mar Chiquita. Digamos de paso que el Dr. Kolomi sufría de reuma agudo, que contrajo en el frente ruso en Ucrania, de donde fue desmovilizado por enfermedad en el año 1943 y llegó al húmedo clima de Bs. As. donde recrudeció la dolencia, también le recomendaron Mar Chiquita y allí se instaló en el año 1950 hasta su fallecimiento en 1994, sin más rastros del reuma que lo había aquejado.

En el año 1960 doña Melita, sabiendo que el hijo menor del Dr. Kolomi iría a estudiar Ingeniería en la Universidad del Litoral en Santa Fe, le trae como regalo un hermoso estuche de compases de 25 piezas Marca “ Richter” desde Alemania.

Don Máximo y doña Melita no regresan más al GHV desde esa época, y el trato sigue con el hijo, Dr. Máximo Pahlke (junior) hasta que en el año 1963, deciden de común acuerdo reabrir el GHV, para que deje de dar pérdidas.

Se repara y se reacondiciona la planta baja y 1 º piso del edificio I, se pone en marcha la Usina propia y de noche cuando las luces de la calle y del Hotel Alemana brillaban como velas con 160 V con la luz del pueblo  a 2,5 Km de distancia, en corriente continua las luces del GHV brillaban con 230 V a pleno con todas las luces encendidas. En esa época la Asociación Hotelera  y los taxis de Miramar ignoraban la reapertura del Viena y no recomendaban al GHV. Así y todo la temporada fue un éxito, y desde su existencia, fue la primera vez que dio ganancias, repartidas entre el Dr. Pahlke por ser el dueño y el Dr. Kolomi que se hizo cargo del servicio y la administración como gerente.

Los hijos del Dr. Kolomi, Pedro y Estanislao se desempeñaron como mozos y maestranza general.

Al año siguiente 1964 se repitió la experiencia, pero se habilitó también, el 2 º piso del edificio, en total 28 habitaciones, con éxito económico mayor aún, que el año anterior. En la temporada 1965 el Dr. Pahlke (Jr.) crea la Sociedad Waldorf y CIA S.A. y desea abrir ya todo el Hotel, a lo que el Dr. Kolomi, no asiente, si no es con una importante reinversión para las refacciones necesarias, criterio no compartido por el Dr. Pahlke, que trae desde Córdoba a un tal Sr. Sosa de nefasta memoria el que ocuparía el cargo de gerente, y el Dr. Kolomi se retira del GHV con su familia a una casa que se había edificado 150 m al este del Hotel Viena . El GHV queda desde entonces en poder de la Waldorf y CIA S.A., hasta el día de hoy legalmente, con algún permiso precario dado a la Municipalidad, para que lo explote para visitas guiadas que terminaron tergiversando la verdad, introduciendo mentiras sobre el oro nazi y últimamente sobre “fantasmas”, que nadie vio ni documentó, quizás todo para crear un aura de misticismo que favorezca el interés por visitar al GHV. El Sr. Sosa  hasta que la policía se lo lleva preso en los años 70 se lleva del GHV toda la vajilla, la loza, la ropa blanca ( 500 sábanas y toallas) algunas camas con colchones; luego aparece como “ cuidador “ un señor que llamaban el Oso Nilo que completa el vaciamiento y finalmente la crecida de la laguna debido a lluvias extraordinarias de la corriente del niño 1978, termina la destrucción inundándose el sótano y rompiendo el oleaje parte de la mampostería del lado norte del edificio I, dejando al descubierto los hierros de las armaduras de las columnas, si no se realizan refacciones el edificio I se derrumbará hacia el norte. También hubo un proyecto en la década de 1940, de hacer una capilla privada en el parque del GHV, pero no se otorgó permiso del  Obispado de Córdoba, porque debía ser pública. En el año 1956 por sugerencia de la familia Kolomi, doña Melita dona el altar de mármol blanco y 2 estatuas de ángeles con candelabros de bronce a los Franciscanos de la Capilla San Antonio cuyo actual dueño es el Sr. Francisco Sudar.

Mitos y Verdades

Existen muchos mitos sobre este fantástico emprendimiento que trataremos de aclarar…

Mito: el hotel se construyó con capitales nazis…

Verdad: el hotel se construyó con capitales resultantes de una vida de trabajo de Don Máximo Pahlke que llegó al país en 1904. De hecho la familia Pahlke era contraria a la ideología del Nacional Socialismo.

Mito: el hotel se cerró luego de la rendición Alemana a los aliados por lo tanto los dueños eran capitales nazis.

Verdad: la Argentina le declara la guerra a Alemania unos 10 días antes de su rendición. Con la excusa de ser vencedores el gobierno argentino le pidió al Sr. Máximo Pahlke que abandonara su puesto en la empresa Mannesmann del la cual era director para Sudamérica. Este hecho sumado a varios hechos de abuso sindical por parte de los empleados del hotel hacen que la familia Pahlke regrese a Alemania desilusionada cerrando el hotel.

Mito: el tamaño y servicios del hotel eran desproporcionados para una población de 1.600 habitantes y por lo tanto era un refugio para los Nazis que se escapaban de Europa.

Verdad: Miramar en aquella época llegó a tener 105 hoteles ya que era un punto turístico importantísmo por su belleza natural, las propiedades curativas del agua y su barros terapéuticos. Es decir, en aquella época construir un complejo turístico en Miramar era como invertir en Mar del Plata.

Mito: el hotel fue abandonado después de la guerra y nunca reclamado por nadie.

Verdad: el hotel fue reabierto en el año 1962 y cerró sus puertas en la década de 1980 a causa de las inundaciones que afectaron a Miramar. Siempre estuvo bajo el dominio de la familia Pahlke. De hecho existe un reclamo firme ante la justicia ante la usurpación ilegal de la municipalidad de Miramar que lo explota comercialmente.

Mito: para hacer el hotel se invirtieron el equivalente a 25 millones de dólares todos juntos.

Verdad: el hotel se construyó en etapas. Cada etapa se financió con los resultados del funcionamiento del propio hotel. Recordemos que Miramar en aquella época era un centro turístico importante y con gran movimiento.

Usando la lógica

En esta sección analizamos ciertas imprecisiones e  incongruencias que alimentan equivocadas historias repetidas sistemáticamente por terceros entre los cuales se encuentran la Sra. Patricia Zapata

  • Si el hotel fue construido como una especie de refugio para que los nazis pudieran huir y esconderse de la persecución de los aliados entonces por qué una vez finalizada la guerra el hotel cerró sus puertas? No hubiese sido el momento en el que mayor actividad hubiera tenido?
  • Si la familia Pahlke era tan nazi como dice la Señora Zapata, cómo es que vuelve a Alemania después de la guerra? No se hubiera quedado en Argentina, o migrado a Brasil escapando de los juicios a los nazis?
  • En el pseudo documental de Mario Markic (ver sección de enlaces que desinforman) aparece un sujeto, un tal Felipe Suárez,  que dice que era Jefe de Mantenimiento y de Compras a los 19 años. Pensemos un poco de acuerdo a lo que esta gente dice: si solamente contrataban gente de afuera, super profesionales y en lo posible alemanes,  cómo es posible que un cargo tan alto era ocupado por este personaje? Y si esto fuese así y con un cargo tan alto, cómo es posible que todavía persista el famoso misterio? No podría el mismo develar toda la historia? No es que quedan pocos que puedan contar la verdadera historia? No se quedó con ningún documento de la época aunque sea de recuerdo? Fotos? Obviamente un fraude más de toda esta «propaganda».
  • El tal Felipe Suárez, el supuesto jefe de compras y mantenimiento de un hotel de gran categoría afirma que los distintos pabellones del hotel tenían diferentes categorías en estrellas… Este «experto» en el negocio hotelero debería saber que son los hoteles los que se clasifican por estrellas y no las habitaciones (además de no seguir un criterio uniforme alrededor del mundo, en nuestro país recién se legisló en la década de 1970); y que esta clasificación se basa en la cantidad de habitaciones y los servicios que brinda el hotel (piscina, gimnasio, spa, bares, restaurantes, etc).
    Evidentemente no sabe de lo que habla.
  • Qué se supone que venían a hacer a Miramar Hitler y los famosos jerarcas nazis que mencionan en estas falsas historias? Imaginemos los tiempos de viaje desde una Europa en guerra hasta Miramar (ida y vuelta)… simplemente para bañarse en las hermosas aguas de la laguna? No les parece que tenían otras preocupaciones?
    Los aliados eran tan tontos que nunca se percataron de que podrían haber encontrado semejante aquelarre y terminar la guerra de un plumazo en Miramar, Córdoba?
  • Si Hitler estuvo después de la guerra en Miramar, tanto los soviéticos como los aliados no lo hubieran venido a buscar?

No nos dejemos tratar de tontos, esta historia no tiene absolutamente ningún asidero ni lógica alguna. Se trata simplemente de una estafa con el fin de atraer turistas y de querer apropiarse de un predio que tiene un legítimo dueño.


Las Aguas de la Laguna

Propiedades medicinales
Algunos pueblos de la antigüedad conocían y utilizaban ampliamente las propiedades curativas de las aguas mineromedicinales.


Anteriormente a la época de los romanos, existieron civilizaciones más primitivas aún, que ya sabían de los secretos de la BALNEOLOGIA.


Su tradición milenaria, unida a modernas investigaciones experimentales y clínicas que constituyen su fundamento científico, garantiza el resultado positivo de todo tratamiento balneo-fango-climatoterápico en sus aspectos preventivo, de reparación y de rehabilitación de dolencias de diversa índole.


La CRENOLOGIA, nueva disciplina que estudia e investiga científica y técnicamente las aguas mineromedicinales y termomedicinales, dictamina sobre el aprovechamiento de las propiedades medicinales de ciertas aguas, fangos y vapores, así como las características del clima en donde están enclavadas.


Uno de esos lugares privilegiados por la naturaleza, y al que la CRENOLOGIA ha revelado como ideal, lo conforma la enorme extensión de agua salina de la Laguna de Mar Chiquita, situada en el noreste de la provincia de Córdoba, República Argentina.


La acción benéfica de sus aguas se fundamenta en la alta concentración salina, llegando a una mineralización mayor que el agua del océano, siendo sus iones predominantes los cloruros y el sodio, y sus iones calificantes los sulfatos, fluoruros, calcio, magnesio, litio, potasio y sílice.

Composición y características
El fango de la Laguna de Mar Chiquita se destaca por su alto contenido orgánico. El 39% es producto de la desintegración anaerobia de su plancton y material de arrastre y por la notable cantidad de azufre en estado de sulfuro. Además de sustancias estrogénicas, de provitamina A y provitamina D.


El excepcional microclima marino en plena zona mediterránea, originado por este verdadero mar interior, a una altitud de 72 metros sobre el nivel del mar y su ubicación geográfica, hacen de Miramar un balneario que puede recibir a quienes necesitan someterse a un tratamiento balneo-hidro-climatoterápico durante las cuatro estaciones del año.


Las propiedades terapéuticas de las aguas hipermarinas y el fango azufrado de Mar Chiquita, tanto como las características del clima de la región, permiten aprovecharlos para la rehabilitación de diferentes afecciones. Así, mediante los baños salinos y por la fangoterapia (envoltura completa y parcial de fango, frío y caliente) se tratan afecciones reumáticas crónicas, subcrónicas de las articulaciones, músculos y columna vertebral (fibrositis, artrosis, espondilosis, lumbago, ciática, mialgias, neuralgias, bursitis, tendinitis, gota); tratamiento de postoperados traumatológicos y ortopédicos (fracturas, luxaciones, distorsiones, traumas deportivos); rehabilitación; revitalización; afecciones crónicas de la piel (eccemas, psoriasis, celulitis, intertigo); estado de agotamiento psicofísicos.

https://www.infobae.com/sociedad/2020/01/15/hitler-en-cordoba-el-misterio-del-gran-hotel-viena-una-ruina-que-fascina-con-el-mito-de-los-nazis-y-los-fantasmas/

https://museogranhotelviena.org

https://www.granhotelviena.com

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