«Cuando veáis apagarse las luces de Nueva York, sabréisque nuestro objetivo se ha conseguido.»

PHILIP VON ROTHSCHILD ante el «Consejo de los Trece», enel Casino Building de San Antonio (Texas).

Escasas semanas antes de escribir estas líneas, lujosas limusinas negras y llamativos helicópteros comenzaron a arremolinarse en las inmediaciones del pequeño y casi desconocido pueblecillo alemán de Rottach-Egern.

Unicamente el hotel de superlujo que se encontraba entre la arboleda delataba la tremenda importancia de la reunión que iba a tener lugar. Todo sucedió entre el 5 y el 8 de mayo del 2005.

Entre los asistentes estaban Paul Wolfowitz, presidente del Banco Mundial; Rodrigo Rato y Figaredo, director del Fondo Monetario Internacional; Jen-Claude Trichet, gobernador del Banco Central Europeo, y otros que también representaban a importantes bancas nacionales. A estos se sumaron importantes políticos y diplomáticos mundiales como Durão Barroso, presidente de la Comisión Europea; Therese Depelch, de la Comisión de Energía Atómica, o Eival Giladi, asesor para asuntos estratégicos del primer ministro israelí, Ariel Sharon.

Si alguien analiza la anterior lista pensará, quizá erróneamente, que la reunión alemana es una especie de importante panel político donde se tocaicamente problemas de tipo socioeconómico.

Algo similar a lo que se hace en las Naciones Unidas (ONU) o en las reuniones del G-8 (grupo que engloba a los siete países más desarrollados y Rusia). Sin embargo, la lista de la reunión de Egem es más amplia… y curiosa.

Unida a esta pléyade de importantes mandatarios, también podemos encontrarnos a Jurgen Schrempp, director de DaimlerChrysler; Ekkehard Schulz, presidente de ThyssenKrupp; William C. Ford Jr. jefe de Ford Motor Com pany; Jeroen van der Veer, director del comité de directivos de Shell Company, o George A. David, presidente de Coca-Cola, entre otros. Es decir, los dirigentes de los más importantes emporios multinacionales del planeta.

La pregunta es sencilla: qué demonios hacen juntos todos estos personajes?

Su meta final es la creación de un gobierno mundial único, con su propio ejército, moneda y religión. Todo ello bajo el mandato de las Naciones Unidas que ellos mismos controlan.» Esa es la respuesta de Daniel Estulin, un supuesto «insider> o periodista que asegura estar directamente informado por el poderoso y misterioso grupo.

Claves Ocultas del Poder Mundial – José Lesta y Miguel Pedrero – Editorial EDAF – Buenos Aires – 2006

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