
La historia del bombardeo de la Tierra con radiación cósmica está escrita en los árboles.
Específicamente, cuando la radiación golpea la atmósfera de la Tierra, puede alterar los átomos de nitrógeno contra los que choca para producir una forma de carbono, que a su vez es absorbido por las plantas. La vinculación de los picos de este isótopo de carbono con los anillos de crecimiento de los árboles puede proporcionarnos un registro fiable de las tormentas de radiación que se remontan a miles de años atrás.
